"La vida es aventurarse en lo desconocido, a un camino no recorrido, con una actitud ilusionada y fuerte".
Sáenz de Oiza (1918-2000)
"Yes, we can"...sí, ya sé que la frase está muy manida y que el hecho de que apareciera en una campaña repetida mil veces, la desvirtúa. Pero es que en estos tiempos en los que los vientos se nos muestran desfavorables, creo que lo que subyace a este eslogan es clave para sobrellevar esta incertidumbre: la actitud positiva.
Pero, ¿qué es la actitud? Según la RAE, es la "disposición de un ánimo que se manifiesta de algún modo". Se trata de un estado de predisposición mental que se gestiona desde la experiencia y tiene una influencia activa en el comportamiento y las reacciones de cada persona.
Todos tenemos referentes en nuestra vida, que han sabido mantener una actitud positiva ante cualquier problema que se les presente. De hecho, es de este tipo de personas de las que nos gusta rodearnos y aprender. Gente alegre que sabe ver el lado positivo a cada situación, que difícilmente se deja llevar por la tristeza o la desesperación. Pero en ocasiones, las circunstancias nos arrastran y no es fácil mantener ese positivismo. Requiere trabajo, esfuerzo, valentía, voluntad de seguir adelante con la mente abierta y la mejor predisposición posible para adaptarnos a las complicaciones de la vida.
Existen investigaciones científicas que avalan la teoría de que la actitud influye en la autoestima, en el estado físico, en nuestras defensas y, por supuesto en el posible desarrollo de las llamadas "enfermedades psicosomáticas" (de las que hablaremos aquí con detalle en otra ocasión).
Todos tenemos referentes en nuestra vida, que han sabido mantener una actitud positiva ante cualquier problema que se les presente. De hecho, es de este tipo de personas de las que nos gusta rodearnos y aprender. Gente alegre que sabe ver el lado positivo a cada situación, que difícilmente se deja llevar por la tristeza o la desesperación. Pero en ocasiones, las circunstancias nos arrastran y no es fácil mantener ese positivismo. Requiere trabajo, esfuerzo, valentía, voluntad de seguir adelante con la mente abierta y la mejor predisposición posible para adaptarnos a las complicaciones de la vida.
Existen investigaciones científicas que avalan la teoría de que la actitud influye en la autoestima, en el estado físico, en nuestras defensas y, por supuesto en el posible desarrollo de las llamadas "enfermedades psicosomáticas" (de las que hablaremos aquí con detalle en otra ocasión).
A nuestro alrededor, también nos encontramos con el extremo opuesto, personas
que sólo son capaces de fijar su atención en los aspectos negativos
del día a día.
Por ejemplo, algunos padres
y madres derrotistas que ven en los profesores, sus peores enemigos: ponen
demasiados deberes sólo para "fastidiar", no tratan a los alumnos con el tacto que les gustaría...etc. Estos comentarios se hacen, además, delante del
niño o adolescente, quitando en ese momento todo atisbo de autoridad y
competencia al profesor y concediéndoselo inmediatamente al menor.
Nuevamente habría que apelar a nuestro sentido común, seguro que cada padre y madre (que conocen mejor que nadie a sus hijos) sabe valorar con objetividad, en qué momentos exageran los niños y cuando no. Si fomentamos un contacto fluido con los profesores y promovemos una comunicación franca y profunda con nuestros hijos, será más fácil detectar cualquier irregularidad y podremos ponernos en marcha para atajar el problema cuanto antes. En cambio, si solamente nos quejamos sin aportar soluciones y ellos observan esa reacción victimista, los niños nos imitarán y no aprenderán a manejar las herramientas necesarias para enfrentarse a lo que les depare la vida.
Es verdaderamente importante que transmitamos a nuestros hijos una actitud positiva, de voluntad y esfuerzo, para que puedan vivir plenamente cada reto al que tengan que hacer frente. No deberían rendirse antes de comenzar una tarea, por difícil que les parezca y para ello es fundamental que tengan una buena actitud, que vayan por la vida con un pensamiento positivo, creyendo en sí mismos y en sus posibilidades. En definitiva, sabiendo que nada es imposible.
Es verdaderamente importante que transmitamos a nuestros hijos una actitud positiva, de voluntad y esfuerzo, para que puedan vivir plenamente cada reto al que tengan que hacer frente. No deberían rendirse antes de comenzar una tarea, por difícil que les parezca y para ello es fundamental que tengan una buena actitud, que vayan por la vida con un pensamiento positivo, creyendo en sí mismos y en sus posibilidades. En definitiva, sabiendo que nada es imposible.
Gracias a mi querida amiga Beti (por cierto, una mezcla explosiva y maravillosa de alegría, generosidad, talento y esfuerzo), por enviarme este precioso vídeo que resulta muy ilustrativo de lo que os quiero transmitir en esta entrada: con esfuerzo y actitud positiva, ¡¡todo es posible!!