jueves, 29 de diciembre de 2011

¡¡Felices nuevos retos!!

"El optimista siempre tiene un proyecto, el pesimista, una excusa"
Anónimo


Cada principio de año solemos plantearnos nuevos retos y objetivos. Suele ser un “clásico” en las conversaciones: “de este año no pasa que deje de fumar”, “me voy a quitar los kilos que me sobran en cuanto pase la Navidad”, “este año me apunto al gimnasio sin falta”…tenemos una larga lista de buenos propósitos, y en cuanto pasa el mes de enero parece que nos “desinflamos” porque no cumplimos con nuestras propias expectativas.


Una de las claves para lograr el éxito en lo que nos proponemos se basa en determinar objetivos alcanzables y realistas: no podemos pretender bajar 10 kilos en un mes o pasar a hacer ejercicio diario si antes no hacíamos nada. La consecución de los objetivos pasa por una progresión lenta pero constante. Es importante que nos reforcemos por los pequeños logros diarios y no tiremos la toalla ante el primer bache que se nos presente. Y, sobre todo, mantenernos pacientes y persistentes.



En la consulta trabajamos con las personas que lo solicitan en un proceso de acompañamiento y apoyo, ayudando a fijar los objetivos y marcando algunas pautas para lograr los retos propuestos. Por experiencia sabemos que mantener un nivel de motivación adecuado, siendo tenaz y persistente, todo se puede conseguir.

Como dijo Napoleón, “nunca emprenderíamos nada si quisiéramos asegurar por anticipado el éxito de nuestra empresa”. Por lo tanto, empecemos a andar el camino porque lo importante no es tanto llegar, como ir.



Esta vez os dejo un vídeo muy interesante que pone de manifiesto la capacidad del ser humano para superar dificultades y desarrollar su creatividad para mejorar, aunque sea mínimamente como en este caso, sus condiciones de vida. Ya veréis que emocionante!!

¡¡Feliz año 2012 y que la fuerza os acompañe...SIEMPRE!!  ;-)



miércoles, 21 de diciembre de 2011

¡¡Feliz Navidad!!


Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año. 
Charles Dickens (1812-1870)


Hoy quería dejaros una sugerencia de regalo para los niños (todavía hay tiempo para soplárselo a Papa Noel). Yo lo tengo en casa, lo he regalado a los hijos de mis amigos y lo utilizo bastante en la consulta. Se trata de el libro titulado "Los 7 hábitos de los niños felices" y es un precioso cuento basado en valores como la responsabilidad, el respeto, el trabajo en equipo, etc. Cada una de las 7 historias que explica el cuento se va centrando en un principio básico y en cómo gestionan diferentes situaciones los personajes protagonistas. 
Normalmente entienden muy bien lo que cuenta cada historia, son divertidas y además hay un "rincón de los padres" en cada capítulo que da pautas para favorecer la comunicación y dialogar acerca de lo que cada cuento plantea. De verdad resulta muy recomendable además de por el contenido, por la posibilidad que ofrece de lectura conjunta e interacción de los padres con sus hijos respecto a temas importantes. 





Sólo me queda desearos a tod@s los que seguís el blog unas muy felices Navidades, espero que paséis unos días preciosos con la familia. Ya sabéis, aprovechad para hacer cosas juntos más que comprar y comprar. En parte, eso del "espíritu navideño" debería apelar a nuestro lado infantil...la inocencia, la ilusión, la alegría, la diversión, las ganas eternas de jugar. Si somos capaces de volver a ser niños, jugamos más con ellos y participamos de su ilusión, estas fechas recobrarán todo su sentido, además de fortalecer el vínculo afectivo con nuestros hijos. 

Os deseo de corazón, que la salud, la alegría y el amor esté presente en Navidad y siempre. 



Un abrazo muy fuerte

Pensemos en positivo...¡¡hay muchas razones para creer que un mundo mejor es posible!!

Un mundo mejor es posible

lunes, 12 de diciembre de 2011

Gastar más no nos hace más felices


Lo que se les dé a los niños, los niños darán a la sociedad.
Karl A. Menninger (1893-1990) Psiquiatra estadounidense

Navidad, época del año asociada a ilusiones, familia y gastos, muchos gastos. Sin embargo, este 2011 se cierra con un crisis acumulada durante ya unos cuantos años y nos sitúa ante estas fechas señaladas con desasosiego, angustia y una percepción de mayor pobreza.

En una sociedad basada en la economía y el consumo, todo lo que signifique rebajar el nivel de gasto, ahonda en nuestro nivel de sufrimiento. Esta percepción materialista de la vida nos hace olvidar algunos aspectos esenciales e infravalorar lo que tenemos, por ejemplo; olvidamos que los mejores momentos de nuestra vida, aquellos que podemos asociar a un mayor nivel de felicidad, están siempre ligados a personas y no a cosas.





Este hecho determina, pese a la corriente reinante que parece sumergirnos en el consumo como una vía de mejora y desarrollo, que existe una fuerza natural que no necesita tanto objeto de consumo y sí algo más de afecto, cariño, pasión, empatía, contacto humano de calidad, en definitiva.

Tal vez este sea un buen momento para hacer de la necesidad, virtud y sacar algún beneficio concreto de esta crisis, aprovechando esta Navidad para gastar menos dinero, que además no tenemos, y dar más amor a nuestro alrededor, lo que nos garantizará menos sufrimiento y mayor calidad de afecto y de vida. 



Nuestros hijos, adolescentes y niños, a pesar de estar impregnados de consumismo, son también los primeros que buscan a sus iguales, a sus padres y familiares para mantener la autoconfianza que se afirma con el afecto de los demás. No es más el que más tiene, tiene más el que más ES.

Hoy os dejo un vídeo documental muy esclarecedor de la manipulación a la que se somete desde diferentes medios publicitarios a niños y en consecuencia a adultos para alimentar el consumismo feroz. No dejéis de verlo!!

Manipulación publicitaria a los niños

.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Actitud positiva: la mejor opción


"La vida es aventurarse en lo desconocido, a un camino no recorrido, con una actitud ilusionada y fuerte".
Sáenz de Oiza (1918-2000)


"Yes, we can"...sí, ya sé que la frase está muy manida y que el hecho de que apareciera en una campaña repetida mil veces, la desvirtúa. Pero es que en estos tiempos en los que los vientos se nos muestran desfavorables, creo que lo que subyace a este eslogan es clave para sobrellevar esta incertidumbre: la actitud positiva.




Pero, ¿qué es la actitud? Según la RAE, es la "disposición de un ánimo que se manifiesta de algún modo". Se trata de un estado de predisposición mental que se gestiona desde la experiencia y tiene  una influencia activa en el comportamiento y las reacciones de cada persona.
Todos tenemos referentes en nuestra vida, que han sabido mantener una actitud positiva ante cualquier problema que se les presente.  De hecho, es de este tipo de personas de las que nos gusta rodearnos y aprender. Gente alegre que sabe ver el lado positivo a cada situación, que difícilmente se deja llevar por la tristeza o la desesperación. Pero en ocasiones, las circunstancias nos arrastran y no es fácil mantener ese positivismo. Requiere trabajo, esfuerzo, valentía, voluntad de seguir adelante con la mente abierta y la mejor predisposición posible para adaptarnos a las complicaciones de la vida.
Existen investigaciones científicas que avalan la teoría de que la actitud influye en la autoestima, en el estado físico, en nuestras defensas y, por supuesto en el posible desarrollo de las llamadas "enfermedades psicosomáticas" (de las que hablaremos aquí con detalle en otra ocasión).



A nuestro alrededor, también nos encontramos con el extremo opuesto, personas que sólo son capaces de fijar su atención en los aspectos negativos del día a día.
Por ejemplo, algunos padres y madres derrotistas que ven en los profesores, sus peores enemigos: ponen demasiados deberes sólo para "fastidiar", no tratan a los alumnos con el tacto que les gustaría...etc. Estos comentarios se hacen, además, delante del niño o adolescente, quitando en ese momento todo atisbo de autoridad y competencia al profesor y concediéndoselo inmediatamente al menor.
Nuevamente habría que apelar a nuestro sentido común, seguro que cada padre y madre (que conocen mejor que nadie a sus hijos) sabe valorar con objetividad, en qué momentos exageran los niños y cuando no. Si fomentamos un contacto fluido con los profesores y promovemos una comunicación franca y profunda con nuestros hijos, será más fácil detectar cualquier irregularidad y podremos ponernos en marcha para atajar el problema cuanto antes. En cambio, si solamente nos quejamos sin aportar soluciones y ellos observan esa reacción victimista, los niños nos imitarán y no aprenderán a manejar las herramientas necesarias para enfrentarse a lo que les depare la vida.  




Es verdaderamente importante que transmitamos a nuestros hijos una actitud positiva, de  voluntad y esfuerzo, para que puedan vivir plenamente cada reto al que tengan que hacer frente. No deberían rendirse antes de comenzar una tarea, por difícil que les parezca y para ello es fundamental que tengan una buena actitud, que vayan por la vida con un pensamiento positivo, creyendo en sí mismos y en sus posibilidades. En definitiva, sabiendo que nada es imposible.


Gracias a mi querida amiga Beti (por cierto, una mezcla explosiva y maravillosa  de alegría, generosidad, talento y esfuerzo), por enviarme este precioso vídeo  que resulta muy ilustrativo de lo que os quiero transmitir en esta entrada: con esfuerzo y actitud positiva, ¡¡todo es posible!!

lunes, 21 de noviembre de 2011

Cuento para pensar

Esta semana, por "asuntos propios", no he podido preparar la entrada del blog como de costumbre. Para compensar, quiero dejaros este cuento de Jorge Bucay que nos sirve para reflexionar sobre nuestras creencias, sobre todo aquellas que tenemos sobre nosotros mismos. Estas creencias resultan tan limitantes, que nos bloquean y nos impiden seguir adelante con nuestra vida y nuestras relaciones de una forma más sana, definitivamente más feliz.
Espero que os guste:

EL ELEFANTE ENCADENADO
Cuando era pequeño, me encantaban los circos, y lo que más me gustaba eran los animales. También a mí me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacia despliegue de su tamaño, peso y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas, atada a una pequeña estaca clavada en el suelo.

Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal, capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir. El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no huye? Cuando tenía 5 o 6 años, yo todavía creía en la sabiduría de los mayores.


Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia: -Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo me olvide del misterio del elefante y la estaca... y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta. Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta: El elefante del circo no se escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde muy, muy pequeño.
Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró, sudó, tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo, no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado, y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía...
Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no se escapa porque cree -pobre- que NO PUEDE. Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. 
Jamás, jamás... intentó poner a prueba su fuerza otra vez...

jueves, 10 de noviembre de 2011

Qué afecta a la autoestima y cómo mejorarla


"Cada fracaso le enseña al hombre algo que necesitaba aprender".
Charles Dickens



La pasada semana hablábamos de la enorme importancia de una adecuada autoestima para el desarrollo de los niños y adolescentes. Como os comentaba, la idea de esta entrada es daros algunas claves que puedan permitiros detectar cualquier tipo de anomalía en la percepción que los niños tienen de sí mismos. También os explico formas de gestionar esa percepción distorsionada.
Normalmente, la baja autoestima se manifiesta como tristeza, que en los niños aparece en muchas ocasiones en forma de ira incontrolada sin motivo aparente. Se muestran enfadados, negativos, les resulta difícil sonreír y disfrutar de situaciones relajadas.
También suelen expresarse en términos muy negativos sobre sí mismos, tema en el que profundizaremos un poco más abajo.
Son niños que no quieren emprender ninguna tarea ni desafío (sea del tipo que sea) por temor a fracasar y sentirse cada vez peor.
Los adultos que convivimos con ellos habitualmente, debemos tener claro que, para aprender a aceptarse y a disfrutar de la alegría del éxito, resulta fundamental que aprendan a asumir el fracaso, que descubran que antes de hacerse realidad un objetivo, lo normal es que haya muchos intentos fallidos. La clave en este punto es que comprendan que fracasar en una tarea NO significa ser un fracaso como persona. Deben distinguir lo que SON de lo que HACEN.
Cada persona tiene un valor intrínseco que no depende de nada ni de nadie, y ese respeto por uno mismo debe prevalecer sobre todo lo demás. Confundir lo que hago con lo que soy es un error muy frecuente que lleva a tener una autoestima baja cuando son frecuentes los fracasos (o que no son tales pero son percibidos así por el niños o adolescente).




Todos conocemos personas atemorizadas ante la posibilidad de emprender algo, paralizadas por la posibilidad de fracasar y que están muy obsesionadas por los logros. Es más, dichos logros se convierten en su "vara de medir" para sí mismos y para los que le rodean.
En cambio, son los fracasos los que más nos enseñan. Aprendemos a través de la experiencia, ella nos sirve para anticipar lo que puede pasarnos en el futuro por el fracaso que hemos tenido en el presente. La persona que rehuye el fracaso se quedará lamentándolo en el camino o, peor aún, empezará por quedarse fuera de él.
Cuando Thomas Alva Edison (1847-1931) inventó la bombilla, no le salió a la primera, sino que realizó más de mil intentos, hasta el punto de que uno de los discípulos que colaboraba con él en el taller, le preguntó si no se desanimaba ante tantos fracasos. Y aquí entra la cuestión de la percepción del error, porque Edison respondió: "¿Fracasos? No sé de qué me hablas. En cada intento descubrí un motivo por el cual una bombilla no funcionaba. Ahora ya sé mil maneras de no hacer una bombilla".




Una vez que esto está claro, ¿cómo saber si nuestro hijo tiene problemas de autoestima?
-  Es fundamental fomentar la comunicación:  preguntarles por su vida en el colegio (no sólo las notas y los exámenes). De esa forma sabremos si mantienen relaciones normales con los demás niños y con los profesores, si ha surgido algún conflicto y cómo lo han gestionado.

- Si nos comenta algún problema de relaciones con sus amigos y compañeros, podemos enseñarles habilidades y mejorar su forma de comunicarse con los demás.

- Prestemos especial atención a "cómo" cuenta sus experiencias cotidianas. Hay niños que utilizan constantemente un vocabulario muy negativo para hablar de sí mismos: "no valgo para nada", "todo me sale mal", etc. Este tipo de mensajes son muy negativos para su autoestima pues de tanto repetírselo se convierte en una creencia para ellos. Los padres podemos hacerles ver que esas percepciones que tienen no son reales, que no debe centrarse sólo en lo negativo. Podemos ayudarles a valorar los aspectos positivos de la situación que ellos consideran negativa.

- Otro modo de ayudarles sería enseñarles a plantear alternativas de solución de problemas, lograr objetivos alcanzables para evitar una sensación de frustración constante.



Sé que en muchas ocasiones no digo en el blog nada que no sepáis. Lo que siempre pido es que tengamos un poco más de sentido común, no hay recetas mágicas ni teorías absolutas. Cada padre y madre conoce mejor que nadie a su hijo/a y sabe lo que necesita, si está triste, taciturno o bien se le nota eufórico. Es cuestión de ponerse manos a la obra ( a veces es lo que más cuesta): tomarse el tiempo para escuchar y responder a sus dudas y sus desafío personales (si tenemos las respuestas). Que entiendan que TODOS fracasamos algunas veces y que vamos a estar ahí siempre que nos necesiten.
Un ejercicio que me gusta mucho y que es estupendo para abrir de par en par las puertas de la comunicación en casa consiste en que cada noche nos preguntemos cada miembro de la familia por "lo mejor y lo peor del día". Todos tenemos que contestar y contar experiencias de la jornada. De este modo, nuestros hijos se darán cuenta de que nosotros también tenemos buenos y malos momentos, que también debemos enfrentarnos a veces a jefes o compañeros molestos, etc...sentirán que no son los únicos que tienen "problemas" y se abrirán más a contarlos y a escuchar posibles soluciones. 
¡Ah! Y reíros mucho con ellos, la risa y la distensión en familia es de las mejores cosas que podemos entregar a nuestros hijos. No olvidéis que dicen que el sentido del humor es el recreo de la inteligencia. 
¡¡ Ánimo!!

Para aportar mi pequeño granito de arena en la NECESARIA diversión familiar, os dejo mi corto favorito de Pixar, con un extraterrestre genial que se siente frustrado en su ardua labor de abducir terrícolas...

¿¿Abducido??

jueves, 3 de noviembre de 2011

La autoestima: clave para el bienestar en niños y adolescentes

"La verdadera patria del hombre es su infancia" 
Rainer Maria Rilke


En psicología, se define la autoestima como "el conjunto de creencias y valores que una persona tiene de sí misma, entendiendo como valores, las habilidades, capacidades y recursos que posee". En definitiva, la autoestima es la forma en que nos vemos y nos dirigimos a nosotros mismos.
En los niños y adolescentes es especialmente importante porque es en esta etapa de la vida, cuando se está forjando la personalidad, y la autoestima jugará un papel fundamental en las relaciones que los pequeños establecerán a lo largo de sus vidas.
Nuestra responsabilidad en este aspecto como padres y madres es clave porque, como sabemos, la familia es el lugar principal de educación, socialización y aceptación de uno mismo. Es (o debería ser) su "zona de confort", donde se le quiere por lo que es y se le acepta como es.



Pero no siempre es todo tan idílico, y por diferentes motivos, puede que la familia no aporte ese entorno cálido y confiado...y es aquí donde empiezan multitud de problemas de autoaceptación y baja autoestima. 
Para los adolescentes, lo más importante del mundo es sentirse valorados por sus iguales y hacen cualquier cosa por sentirse parte del grupo. Es en este momento en el que comienzan las desavenencias familiares por cuestiones como la vestimenta, las "amistades" o la hora de llegada. Los jóvenes quieren ser igual que sus compañeros pero diferentes a  los adultos (incluso algunos buscan ser radicalmente opuestos a sus padres) y esto no es más que la búsqueda de su propia identidad. Pero esa búsqueda será infructuosa si sienten un juicio y condena constantes desde casa. Por mucho que ellos renieguen, necesitan la aceptación y valoración paternas para sentirse seguros "ahí afuera". Necesitan saber que, pase lo que pase, siempre tendrán el amor incondicional de sus padres.
Como explica Jorge Bucay, "sólo si me siento valioso por ser como soy, puedo aceptarme, puedo ser auténtico, puedo ser verdadero". Como siempre, os animo a perseguir ese pensamiento y mantener vuestra propia autoestima en un nivel adecuado, para que haya una coherencia entre lo que les decimos a nuestros hijos y nuestra actitud.
Parte de nuestra responsabilidad como padres, madres y educadores, es contribuir a esa autoaceptación. Por supuesto que debemos educarles y acompañarles en su crecimiento, pero educar no debería significar menospreciar o coartar.

Definitivamente, la educación del futuro pasa por la idea que tan sabiamente nos transmitió María Montessori ya en el siglo pasado: "La primera tarea de la educación es agitar la vida, pero dejarla libre para que se desarrolle".





Como sabemos, la escuela también es un lugar fundamental de desarrollo de la autoestima. Muchos profesores lo saben y actúan en consecuencia reforzando a los alumnos en el esfuerzo, pero al hablar con ellos, denotan cierta frustración al estar tan limitados por el sistema educativo en el que estamos inmersos. Desarrollar los contenidos y lograr los mínimos establecidos son la prioridad y los propios profesores no pueden zafarse de esos estrictos objetivos. Resultado: los niños y adolescentes acogen la tarea de aprender con desidia y desconfianza. En muchas ocasiones, antes de empezar un ejercicio o problema, dan por hecho que no van a conseguir resolverlo. Su autoestima empieza a dañarse y a caer en picado. Este es el momento en que hay que actuar para que no vaya a más.

La semana que viene os explicaré algunos síntomas a los que debemos estar atentos para saber si nuestros hijos tienen problemas de autoestima y cómo ayudarles a restablecerla del mejor modo posible.


Os dejo con un delicioso corto de Pixar que muestra cómo el amor de los que nos quieren como somos, lo puede todo. Espero que lo compartáis con los pequeños, lo disfrutéis juntos y sirva de excusa para hablar sobre autoestima con ellos (sin utilizar el palabro, claro).


Hasta las nubes más negras traen cosas buenas...

jueves, 27 de octubre de 2011

Empezar bien el curso (III): Algunas estrategias de motivación

"Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa". Mahatma Gandhi


Como recordaréis, la semana pasada hablábamos aquí del concepto de motivación y su importancia como motor para la acción, no sólo en el ámbito escolar o laboral sino en todas las facetas de nuestra vida.
Hoy quisiera detallaros algunas estrategias que ayuden a motivar a nuestros hijos en su día a día, sobre todo cuando decaen. Y de paso podemos aplicárnoslas que nos vendrán siempre bien. No olvidéis que ellos no hacen lo que les decimos, sino lo que nosotros hacemos.

  • Evitar las críticas negativas ante los intentos que hagan los niños de realizar su tarea

  • Reforzar los comportamientos de trabajo o de estudio. También siempre que hagan un intento

  • Conocer las causas del éxito o el fracaso en una tarea determinada aumenta la motivación intrínseca

  • El aprendizaje significativo (en el que tienen que relacionar información) crea motivación, no ocurre lo mismo con el aprendizaje memorístico y repetitivo

  • Es muy importante promover que los niños y/o adolescentes con un bajo nivel de motivación consigan pequeños éxitos, para que aspiren en un futuro próximo hacia metas que exigen esfuerzos superiores

  • Fomentar el trabajo cooperativo frente al competitivo

  • Promover actividades en las que los riesgos de fracaso son moderados: los padres sabemos lo que se le da bien a nuestros hijos (ej: hacer juntos un postre, jugar a determinado juego que el niño domina, que organicen actuaciones para los mayores, etc…)

  •  Favorecer el diálogo con ellos de forma que puedan expresar sus opiniones sin  miedo a sentirse rechazados por ello. 

  •  Las tareas creativas son más motivadoras que las repetitivas: intentemos fomentarlas desde casa.


Espero que os resulte útil, con constancia y dedicación se verán los resultados, ¡seguro!
Nos contaba Lucía en su comentario, que ella dedica un rato todas las tardes a jugar con su hija cuando ha terminado los deberes, y que ese tiempo le resulta especialmente motivador a la niña...¿qué soléis hacer vosotros para motivar a vuestros hijos o a vosotros mismos? Se admiten sugerencias y opiniones.

Os dejo con un vídeo de un spot publicitario muy tierno que muestra la fuerza motivadora mayor para hacer cualquier cosa: el amor.





jueves, 20 de octubre de 2011

Empezar bien el curso (II): la importancia de la motivación


"Nada sobre esta tierra puede detener al hombre que posee la correcta actitud mental para lograr su meta. Nada sobre esta tierra puede ayudar al hombre con la incorrecta actitud mental." (Thomas Jefferson) 


Antes de hablar de motivación en los niños y adolescentes, es importante que tengamos algo claro: cada persona es un mundo y debemos tener en cuenta su temperamento y sus cualidades, también en el ámbito escolar. Hay niños que son más reflexivos, se lo piensan todo mucho y otros actúan más por intuición. Algunos son intelectuales y otros aprenden por ensayo y error, porque pasan directamente a la acción (yo misma tengo un ejemplo de cada “tipología” en mi casa, así que no hay lugar para el aburrimiento!!). A todos no se les dan bien todas las materias: algunas requieren de ellos mayor esfuerzo y dedicación que otras. 

Es cierto que el modelo educativo actual “premia” más a los niños racionales, con mayor capacidad de atención, reflexión y memorización que a aquellos más emocionales y reactivos, pero los resultados académicos no garantizan una situación emocional equilibrada que debería ser lo primero y principal en la vida de un niño. Ellos buscan armonía y seguridad en su entorno. Si somos capaces de aportárselo tanto padres como profesores, los niños y adolescentes aprenderán con total seguridad. Unos antes y otros después pero aprenderán. Es importante que tengamos esto en cuenta para no forzar demasiado la máquina en pos de los resultados y finalmente sólo consigamos desmotivación total, frustración y abandono de los estudios. 



El aprendizaje está directamente relacionado con la motivación. Pensemos en aficiones que nos resultan interesantes y atractivas y observemos lo motivados que estamos antes esas situaciones. 


Entendemos por MOTIVACIÓN el conjunto de variables intermedias que activan la conducta y la orientan en un sentido determinado para la consecución de un objetivo. O lo que es lo mismo, la motivación es el MOTOR de la acción. 

En la motivación de un alumno desempeña un papel fundamental la atención y el refuerzo social que reciba del adulto (profesor, padres, abuelos...). Por eso son importantes las expectativas que los adultos manifestamos hacia ellos y las oportunidades de éxito que les ofrecemos.

Como comentamos en la entrada anterior, la motivación precisa enseñar valores superiores como la satisfacción por el trabajo bien hecho, la superación personal, la autonomía y la libertad que da el conocimiento. También, la motivación es una cuestión de procedimientos que implica un trabajo importante: utilizar autoinstrucciones, relacionar contenidos, trabajar en equipo, etc. Y por último, exige conocimiento sobre el riesgo que se corre en caso de fracasar en el intento o por el contrario, la satisfacción que supone la obtención del éxito. Y este tema es enormemente importante porque nos encontramos en la consulta, un problema cada vez más común: la incapacidad de niños y adolescentes para aceptar que se equivocan o que no siempre pueden hacer lo que quieren. En psicología se denomina: Intolerancia a la frustración.



Podemos distinguir DOS TIPOS DE MOTIVACIÓN: una intrínseca que hace referencia a que la meta que persigue la persona, es la experiencia del sentimiento de competencia y autodeterminación, que produce la realización misma de la tarea y no depende de recompensas externas. Es el caso del niño que aprende la lista de jugadores de un equipo de fútbol porque realmente le llama la atención, le motiva, significa algo para él, y lo hace sin pretender ninguna recompensa, la aprende porque sí. Y la motivación extrínseca que estaría relacionada con la realización de la tarea para conseguir un premio o evitar un castigo. Como cuando un hijo ordena su habitación con el único fin de salir antes con los amigos y no porque realmente es necesario estar en un espacio ordenado porque resulta más cómodo. O como cuando hacen un recado para acercarse al quiosco y comprarse alguna golosina, etc.

Se ha demostrado, que las personas con alta motivación persisten más en la tarea y por tanto es más probable que alcancen sus metas. Hacen juicios independientes y se proponen retos, sopesando cuidadosamente sus posibilidades de éxito. Cuando fracasan no se sienten hundidos ni indefensos, aprenden la lección, y tanto la experiencia de éxito como la de fracaso refuerza o mejora su forma adecuada de afrontar las tareas.



Pero, ¿QUÉ ES ESTAR MOTIVADO? Para motivar a un niño en el estudio, como en cualquier otra actividad, es necesario poner en juego un conjunto de estrategias concretas. Un primer paso en el medio escolar es hacer las clases atractivas a través, por ejemplo, de actividades lúdicas, novedosas, sorprendentes. Pero dependiendo del nivel educativo en que nos encontremos, sabemos que las situaciones escolares son con frecuencia arduas y requieren disciplina y esfuerzo. Es sabido que el trabajo escolar requiere esfuerzo, y debemos desterrar que el esfuerzo es sinónimo de aburrimiento; es necesario llegar a la conclusión de que vale la pena esforzarse en actividades que realmente merezcan la pena.


Las CAUSAS DE LA DESMOTIVACIÓN son muy variadas. Hay que buscar fundamentalmente en la estimulación que recibe o ha recibido la persona y en su historia de aprendizaje personal. Podemos encontrar explicación a esta pregunta en factores como la familia como primer agente, pero también un entorno social desfavorecido, los fracasos escolares que arrastre, etc. La desmotivación supone la existencia de trabas contra las que es muy difícil luchar, tales como las bajas expectativas y atribuciones inadecuadas (“los profes me tienen manía, las mates son muy difíciles, soy tonto y no sé hacer nada…”), falta de hábitos, prejuicios, falta de conocimiento y habilidades, etc. Siendo conscientes de esas "auto limitaciones", podremos ayudarles a vencerlas.

Sin duda, la desmotivación está en la base del fracaso escolar y, con frecuencia también, en los problemas de disciplina y de educación en el esfuerzo. De ahí que insistamos tanto los educadores en la importancia de inculcar los valores en casa y la comunicación constante y fructífera entre padres-madres e hijos.


¿CUÁLES SON LAS FUENTES PRINCIPALES DE MOTIVACIÓN?

La familia es la primera variable y la más constante; la disposición para aprender se la enseñamos a nuestros hijos con nuestras preguntas y comentarios, o siendo modelo o ejemplo en nuestra vida cotidiana. En el ámbito familiar podemos citar tres aspectos que tienen una influencia destacada en la motivación escolar de los hijos: 
  • La actitud ante el conocimiento y el colegio 
  • El tipo de relación afectiva que establecemos con los hijos 
  • Las destrezas y habilidades que utilizamos para motivarle y ayudarle en el trabajo escolar



El ámbito escolar es el segundo factor motivador. Sabemos que mientras que hay alumnos que realmente animan y ayudan al proceso de enseñanza y aprendizaje, otros, por el contrario, dificultan y entorpecen, por lo que debemos reconocer que todo lo que se realiza en la escuela tiene una influencia mutua, existe una interdependencia entre la actuación del profesor y el comportamiento y actitudes que manifiesta el alumnado en general.


La motivación es una capacidad más de la personalidad que es educable y se puede desarrollar, pero que a su vez, exige una adaptación a muy distintos niveles. Para empezar a motivar a un niño o adolescente hacia los estudios, hay que considerar su historia e ir poco a poco, sin pretender grandes avances de inmediato, puesto que contamos con limitaciones ya citadas anteriormente. Los cambios precisan tiempo, son lentos. Para conseguirlos hace falta que las ayudas no desaparezcan, que sean constantes. Así que, queridos padres y madres...mucho ánimo y paciencia!

Ah! y no os perdais la próxima entrada del blog, que estará enfocada en estrategias de motivación concretas, espero que os resulte práctica e interesante...ya me contareis.

Hoy os dejo con un vídeo de un hombre cuya motivación principal es VIVIR a pesar de sus limitaciones. Si vuestros hijos son lo suficientemente mayores (a partir de 7 u 8 años lo pueden entender), os recomiendo que les enseñéis la valentía, la generosidad en compartir su experiencia y la fuerza inspiradora de esta gran persona. 

miércoles, 12 de octubre de 2011

Empezar bien el curso (I): Valores y comunicación

"Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo".
Benjamin Franklin (1706-1790) Estadista y científico estadounidense.


En esta ocasión, quiero detallaros aspectos generales del modo más constructivo de enfocar el curso académico de nuestros hijos, desglosándolo en diferentes entradas en las que abordaremos temas clave para comentar y debatir, desde la importancia de la educación en valores a cómo afrontar el momento de los deberes para que no se conviertan en "pesadilla" familiar.
Es importante plantearse objetivos personales y no solo académicos con nuestros hijos. Muchos padres y madres sólo hablan con ellos de su día a día en el colegio pero no saben nada acerca de lo que les interesa o les motiva.



Los padres debemos ser COHERENTES, no podemos pedir lo que no somos capaces de dar. Tenemos que preguntarnos si también estamos transmitiéndoles valores fundamentales para su vida diaria o solo nos focalizamos en la parte académica de su educación. Los valores se transmiten no sólo hablando sobre ellos sino, sobre todo, dando ejemplo, por imitación. Nos guste o no, somos el espejo en el que se miran, el ejemplo a seguir.

Algunos padres se preguntan a qué nos referimos cuando hablamos, profesores y educadores, de la importancia de educar en valores en el ámbito familiar. Esa pregunta debemos responderla cada uno de nosotros tras una pequeña reflexión sobre lo que deseamos para nuestros hijos. Existen valores universales, (aunque últimamente denostados) que todo ser humano debería llevar ya desde casa a la escuela, y que es labor de los padres transmitir, por ejemplo: el esfuerzo, la atención, la organización, la paciencia, la responsabilidad...
No podemos olvidar que la relación fundamental en la vida de un niño, es aquella en la que existe mayor constancia y confianza, es la relación que tiene con sus padres. A través de esa visión y responsabilidad, podremos enfocar todo el curso académico con más acierto que bajo el yugo agotador de los resultados y el curriculum. 


Es muy importante también, darle espacio a las emociones y sentimientos que experimentan y que todavía no saben gestionar. Los padres deben ESCUCHAR a sus hijos. Algunas veces sólo se dan cuenta de que tienen un problema si bajan su nivel académico, por lo que es necesario prestar mucha atención y dedicar un momento todos los días a hablar y ESCUCHAR a nuestros hijos, para poder conectar realmente con ellos y con sus emociones. Si se sienten escuchados, se sienten queridos e importantes por lo que son independientemente de los resultados que obtengan en el colegio u otras actividades extraescolares.
Habitualmente vienen a consulta muchos niños y adolescentes con trastornos de ansiedad por la presión a la que se les somete desde su entorno familiar.



¿Cómo escucharles activamente? Si no tenemos el hábito de la charla tranquila a diario, sería bueno implementarlo poco antes de ir a dormir, en un entorno tranquilo, sin ruidos ni distracciones, en actitud abierta y disposición de escucha. De ese modo crearemos una confianza inquebrantable muy necesaria para que se dé una comunicación fluida y sincera entre ambas partes. 


¡¡Tomémonos tiempo para lo importante en vez de para lo urgente: hablemos y escuchemos más a nuestros hijos!!

·       
Este corto ilustra de forma muy divertida, una situación posible de comunicación padres-hijos. NO OS LO PERDÁIS!!

miércoles, 5 de octubre de 2011

Pautas para marcar límites


“Si quieres aprender, enseña”.
  Marco Tulio Cicerón (106 a.C.- 43 a.C) Escritor, orador y político romano.


Muchos padres y madres acuden a consulta con niños y adolescentes, planteando problemas en la convivencia que, en la mayoría de los casos, son debidos a la falta de normas claras en casa.
Pretendo aportar, desde aquí, unas cuantas pautas para marcar esos límites necesarios en nuestras relaciones familiares, al igual que necesitamos un código civil o un código de circulación para que se establezca un cierto orden en nuestra vida en comunidad. No es necesaria una larguísima lista de normas que todos sabemos que no se cumplirán. Es mucho más efectivo establecer solo cuatro o cinco límites básicos y ser más flexibles en lo demás para poder adaptarnos a los cambios que mostrarán los niños a lo largo de su desarrollo.


Así pues, aquí os detallo la manera más efectiva de marcar límites en niños y adolescentes, con algunos ejemplos que, espero, ayuden a entenderlo mejor:



1.- El mensaje o la norma debe centrarse sobre la conducta

Si queremos que un niño haga o deje de hacer algo, hay que decírselo con claridad, centrándonos en lo que queremos que haga o deje de hacer, es decir, en la conducta en cuestión, no en la actitud o en la valía del niño.
Ejemplo: si el niño nos interrumpe cuando estamos hablando con otra persona, habría que decirle “Espera a que termine de hablar” o “No me interrumpas cuando hablo con otra persona”, en vez de “No seas pesado” o “Compórtate como un niño mayor”.


2.- Ser lo más concretos posible

Pedir las cosas que queremos de ellos de la forma más precisa posible. Normalmente nos vamos por las ramas a la hora de pedirles que hagan algo o damos más de una orden a la vez, lo cual perturba al niño, no entiende ni procesa la información y por tanto no puede cumplir con lo que se le pide.
Ejemplo: Daniel, quítate la ropa, échala a lavar y métete al baño, esta orden sería del todo inadecuada, y más para los pequeños ya que no pueden procesar más de una tarea a la vez. Probablemente además se lo digamos desde otra habitación de la casa, sin comprobar si está centrado en lo que le estamos diciendo o está en otra cosa…
Lo correcto sería ponerse delante de él, bajarnos a su altura para comprobar que nos mira y pedirle: Daniel, ve quitándote la ropa, por favor.
Otro ejemplo con adolescentes sería la hora de establecer el horario de llegada a casa de un adolescente habría que concretar, por ejemplo: "Vuelve a casa antes de las 10". No sería adecuado el mensaje "Vuelve pronto" o "No llegues tarde".



3.- Hablar con calma, no hace falta gritar

Dar las órdenes o instrucciones en un tono de voz normal puede trasmitir más firmeza que dar un grito, que sólo significa que se empieza a perder el control de uno mismo. Y seguro que no es eso lo que queremos que aprendan...



4.- Si es necesario, fijar la consecuencia que traerá  consigo el incumplimiento de la norma o límite

En el ejemplo anterior del horario, si pensamos que el adolescente puede saltarse la norma sería bueno el recordarle la consecuencia: "Ya sabes que si llegas más tarde de las 10, el próximo sábado no podrás salir".
Con niños más pequeños, simplemente consistiría en retirarle un refuerzo potente para él si incumple la norma, por ejemplo, no vería la tele ese día.


5.-  Y lo más importante: actuar en consecuencia.

Un límite es firme si siempre lleva aparejada la consecuencia. La consistencia es el punto más importante del establecimiento de límites: cuando el niño sabe que siempre sus padres actúan como han acordado, tendrá en cuenta la norma y la respetará. Si ve grietas o que algunos días se relajan los padres (o uno de ellos) en aplicar la consecuencia, nunca interiorizará ese límite y seguirá probando hasta donde puede llegar.