jueves, 14 de febrero de 2013

El camino de la intuición

"La única cosa realmente valiosa es la intuición."
Albert Einstein


Etimológicamente, la palabra "intuición proviene del latín “intueri”, que significa mirar hacia dentro, contemplar. Según los filósofos, la intuición es una fuente de conocimiento. Todos la hemos sentido alguna vez, aunque no se puede anticipar ni prever. Simplemente ocurre sin explicación aparente. Podemos aceptarla y darle uso o alejarnos de ella, pero sobre determinados asuntos (muy importantes siempre), finalmente nos ayudan a tomar decisiones si sabemos "escucharla".
La intuición está íntimamente relacionada con las emociones, se trata de mundo interior en el que sentimos malestares, entusiasmos, antipatías, simpatías o premoniciones que parecen querer decirnos algo.
¿Por qué si es consustancial al ser humano (y por supuesto a los animales), nos empeñamos en racionalizar casi todo y apartarnos de esa maravillosa herramienta que es la intuición? Especialmente en educación, es fundamental ser intuitivo. Los educadores realizan un cometido en el que la intuición juega un papel clave, se convierte en algo transformador y renovador. El educador atento es sensible a muchas emociones que no se expresan, las intuye, es capaz de comprender sin saber. Sin la intuición no es posible enfrentar los desafíos de la educación, del proceso misterioso por el cual se forma la personalidad.

Proporcionar alimento, cobijo, seguridad y cariño son las bases de una crianza sana. Pero eso no es suficiente para muchas madres que se sienten inseguras, consultan tablas de percentiles casi compulsivamente, no saben si al amamantar su bebé ha tomado suficiente leche, si les duermen de la forma adecuada...por no hablar de las dudas existenciales que nos provocan los adolescentes con sus infinitas argumentaciones a las que no sabemos a veces qué contestar. Si estamos atentos, conscientes, con una dosis de calma siempre necesaria SABREMOS qué hacer. Y me refiero a esa forma de "saber" que no has leido ni aprendido en ninguna parte, como una reacción ante algo inesperado que te hace actuar y cuando reflexionas no sabes cómo has podido hacerlo.
Persiste actualmente un empeño constante en influir a los padres al albor de diferentes modas. Como pasa con la alimentación, lo que hace unos años era fatal en la dieta, ahora resulta ser fantástico (véase el ejemplo del pescado azul); en educación también hay modas: el método Estivill (tan denostado como mal interpretado), el colecho, la crianza con apego seguro, y miles de teorías más que pretenden demostrar que su modo es el mejor.
Personalmente defiendo todas y ninguna. Me explico. No creo que haya un método infalible ni una fórmula mágica. Cada niño es un mundo, cada padre y madre también. Cada uno trae su mochila de experiencias, positivas y negativas, sus taras, sus manías, sus virtudes...tendemos a proyectarlas sobre nuestros hijos buscando técnicas educativas correctas, como si eso existiese, olvidándonos por completo de la sabia intuición.
Una madre me decía hace poco que las dudas le aturden, que nunca sabe si lo está haciendo bien. Yo creo que si se actúa con la única certeza del Amor por nuestros hijos, pensando que las decisiones que tomamos respecto a ellos son por su bien, acertaremos siempre.
Dejemos que la intuición nos guíe, que nos ayude a educar con más corazón y menos "método" porque como dijo Pascal, "el corazón tiene razones que la razón no conoce".
Os dejo el link de un artículo muy interesante publicado en El País sobre la intuición, espero que os guste!!