miércoles, 12 de octubre de 2011

Empezar bien el curso (I): Valores y comunicación

"Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo".
Benjamin Franklin (1706-1790) Estadista y científico estadounidense.


En esta ocasión, quiero detallaros aspectos generales del modo más constructivo de enfocar el curso académico de nuestros hijos, desglosándolo en diferentes entradas en las que abordaremos temas clave para comentar y debatir, desde la importancia de la educación en valores a cómo afrontar el momento de los deberes para que no se conviertan en "pesadilla" familiar.
Es importante plantearse objetivos personales y no solo académicos con nuestros hijos. Muchos padres y madres sólo hablan con ellos de su día a día en el colegio pero no saben nada acerca de lo que les interesa o les motiva.



Los padres debemos ser COHERENTES, no podemos pedir lo que no somos capaces de dar. Tenemos que preguntarnos si también estamos transmitiéndoles valores fundamentales para su vida diaria o solo nos focalizamos en la parte académica de su educación. Los valores se transmiten no sólo hablando sobre ellos sino, sobre todo, dando ejemplo, por imitación. Nos guste o no, somos el espejo en el que se miran, el ejemplo a seguir.

Algunos padres se preguntan a qué nos referimos cuando hablamos, profesores y educadores, de la importancia de educar en valores en el ámbito familiar. Esa pregunta debemos responderla cada uno de nosotros tras una pequeña reflexión sobre lo que deseamos para nuestros hijos. Existen valores universales, (aunque últimamente denostados) que todo ser humano debería llevar ya desde casa a la escuela, y que es labor de los padres transmitir, por ejemplo: el esfuerzo, la atención, la organización, la paciencia, la responsabilidad...
No podemos olvidar que la relación fundamental en la vida de un niño, es aquella en la que existe mayor constancia y confianza, es la relación que tiene con sus padres. A través de esa visión y responsabilidad, podremos enfocar todo el curso académico con más acierto que bajo el yugo agotador de los resultados y el curriculum. 


Es muy importante también, darle espacio a las emociones y sentimientos que experimentan y que todavía no saben gestionar. Los padres deben ESCUCHAR a sus hijos. Algunas veces sólo se dan cuenta de que tienen un problema si bajan su nivel académico, por lo que es necesario prestar mucha atención y dedicar un momento todos los días a hablar y ESCUCHAR a nuestros hijos, para poder conectar realmente con ellos y con sus emociones. Si se sienten escuchados, se sienten queridos e importantes por lo que son independientemente de los resultados que obtengan en el colegio u otras actividades extraescolares.
Habitualmente vienen a consulta muchos niños y adolescentes con trastornos de ansiedad por la presión a la que se les somete desde su entorno familiar.



¿Cómo escucharles activamente? Si no tenemos el hábito de la charla tranquila a diario, sería bueno implementarlo poco antes de ir a dormir, en un entorno tranquilo, sin ruidos ni distracciones, en actitud abierta y disposición de escucha. De ese modo crearemos una confianza inquebrantable muy necesaria para que se dé una comunicación fluida y sincera entre ambas partes. 


¡¡Tomémonos tiempo para lo importante en vez de para lo urgente: hablemos y escuchemos más a nuestros hijos!!

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Este corto ilustra de forma muy divertida, una situación posible de comunicación padres-hijos. NO OS LO PERDÁIS!!

2 comentarios:

  1. Muy buena reflexión señora bloguera, escuchar es algo tan simple y tan complejo a la vez.
    Fantástico corto, seguro que todos nos hemos sentido así alguna vez. Mi "truco" es preguntar SIEMPRE, ¿dónde lo has leido/visto/escuchado?

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  2. Gracias por tu comentario y aportación Lucía, pero, por favor, no me llames señora que me envejece ;-)
    Efectivamente es importante preguntar donde han visto u oído lo que se cuestionan para contextualizarlo adecuadamente.
    Otro truco para escuchar es provocar un diálogo con "lo mejor y lo peor del día" en el que todos interactuemos y nuestros hijos se den cuenta de que nosotros también nos enfrentamos a frustraciones o tenemos buenos momentos exactamente igual que ellos. Todo esto hace que se produzca mucha cercanía emocional con ellos.

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